Mitos y ritos de la
universidad peruana
La vigencia de los exámenes en la
universidad
Nemesio
Espinoza Herrera
En los cursos que tengo a mi cargo en la
Facultad de Ciencias Administrativas, nunca “tomo” exámenes. La mayoría de
docentes y estudiantes se escandalizan por esto. Es que el rito de los exámenes
venimos practicando desde que éramos niños. Estamos, como antaño, hechos para
los exámenes. Sin embargo -y felizmente- ya hay, aunque pocos aún, que
consideran que los exámenes en la universidad son ritos arcaicos y corresponden
a modelos educativos vetustos. Me interesan estos pocos que creen así, porque con
ellos hemos de contribuir gradualmente a cambiar los tradicionales paradigmas
en la pedagogía universitaria y contribuir a formar un nuevo tipo de
profesionales que el Perú necesita para su desarrollo.
Veo a mis colegas esmerarse en preparar exámenes
(a medio ciclo y al final) y con aplomo de “maestro” o de “autoridad”, pasearse
en el aula en el momento del examen vigilando que nadie haga uso del nefasto plagio. Inclusive las “gestores” de la
Facultad programan cronogramas de exámenes (parciales y finales) y hasta hay
formatos. Veo en el asunto de los exámenes un clima de tensión innecesaria para
los estudiantes. Veo a los profesores
teniendo en vilo a los jóvenes con la Nota tras el examen o haciéndose seguir
suplicantes por los pasillos. Veo a los alumnos universitarios esforzándose por
recordar lo que memorizaron sus apuntes o “las clases” recibidas para el examen.
Veo de cómo se pierden importantes horas académicas en la universidad
preparando, administrando, rindiendo y evaluando exámenes que, al final, no
sirven para nada. Incluso he oído a los estudiantes decir a sus profesores: -“Oiga
profesor, en el examen no ha venido el tema X, significa que “por gusto” hemos
hecho clases sobre ese tema”. Es decir, el profesor “enseña” y el estudiante
universitario “aprende” para el examen, para la Nota, para el diploma; no para
la vida profesional.
Hoy, en el Siglo XXI y Tercer Milenio, en la
era de la Internet, de la información, del conocimiento y de la globalización, los
exámenes en la universidad (escritos, orales, sustitutorios, “suplicatorios”)
son señales del más puro facilismo académico y continuidad de metodologías pedagógicas
tradicionales de “dictado de clases”, de “enseñanza-aprendizaje” y no
contribuyen en lo absoluto a la formación de un nuevo tipo de profesionales que
el Perú necesita para su desarrollo. Quizás se tenga que seguir aún con el rito
de los exámenes en la educación primaria y secundaria, mientras no se cambie el
modelo que en el caso del Perú exige a gritos su cambio; pero en la
universidad, ya no.
Hoy, los docentes no estamos en la
universidad para “enseñar” ni los estudiantes para “aprender”, sino para investigar,
experimentar, estudiar; para pensar, practicar, hacer. Estamos en la
universidad para debatir, escribir textos, crear, inventar, descubrir, tomar
posiciones, crear tecnologías e innovaciones. Es decir, en la universidad no
estamos para “aprender”, “enseñar” o “adquirir” dogmáticamente los
conocimientos. En la universidad estamos para construir y crear conocimientos.
Hoy, el conocimiento no se adquiere, se construye, se crea; se aplica.
Con los exámenes tradicionales lo que
logramos es retener memorística y dogmáticamente los “conocimientos”. Después
del examen son, irremediablemente, olvidados y no sirvieron para nada. Y así
seguiremos formando “profesionales” memorísticos, dogmáticos, librescos, de
apuntes y de entre cuatro paredes.
Así seguiremos formando “profesionales” con mentalidad de empleados; seguiremos
formando “profesionales” para el desempleo, para el subempleo, para el
subdesarrollo.
Aunque la metodología (sin examen) a seguir
depende de la naturaleza de cada Curso, en general, en lugar de los exámenes,
es necesario ofrecer a los estudiantes universitarios una basta bibliografía
física y electrónica (que el profesor haya leído); y hacer que ellos mismos
consigan más fuentes bibliográficas. Esto con la finalidad de promover la lectura
y la investigación (dos actividades distintivas de la universidad) incentivando
en la necesidad del uso de idiomas extranjeros.
Cada tópico del Curso es materia de
investigación por todos los alumnos, se asigna a un Equipo de Investigación para la elaboración y presentación del Informe Académico sobre la materia en
particular, informe que debe ser expuesto para iniciar el debate en el que
todos participen activamente. Simultáneamente cada Equipo debe investigar sobre
uno de los capítulos del Curso, elaborar un Trabajo
de Investigación (Monografía) y
hacer la exposición sobre ella en la que participen activamente todos. Resulta importante
hacer que cada alumno haga una exposición.
Así, y teniendo en cuenta que debe haber una
Nota Final del Curso, podría ésta ser resultado del promedio de las Notas que
el docente consigne sobre los informes académicos, trabajos de investigación, monografías,
calidad de las exposiciones y de las participaciones (siempre que éstas sean
creativas y posean valores agregados concordantes con la realidad nacional).
Es decir, lo que se trata es evaluar en el
alumno universitario su predisposición (vocación) hacia la lectura crítica y la
investigación, su interés por su propia formación profesional, su protagonismo
académico, su personalidad, su interés por poseer un pensamiento propio y por
la creación de nuevos conocimientos. Sólo así podemos lograr contribuir a la
formación de un nuevo tipo de profesionales pensantes, proactivos,
emprendedores, líderes.
(Las imágenes provienen de la Internet)
(Las imágenes provienen de la Internet)
Comparto su opinión Prof. Nemesio Espinoza. Lo que necesitamos como humanidad del Siglo XXI son profesionales que SEPAN lo que hacen de manera INTEGRAL. Una educación que ayude a aumentar el nivel de habilidades que se necesitan para cometer errores y aprender de ellos.
ResponderEliminarInteresante comentario el suyo, profesor Nemesio, fui alumno suyo y comparto su perspectiva de la formación profesional que exige la coyuntura actual, ya siendo egresado en mi camino profesional me voy cruzando con muchos profesionales con poco o nulo criterio, y ello no hace sino afirmar la crisis en la educación universitaria pública (y/o privada); sin embargo considero que el modelo de calificaciones que usted propone debería ser lo suficientemente exigente para que realmente apruebe quien merezca aprobar. Saludos cordiales.
ResponderEliminarLorenso Escribano Taipe. 11 de agosto de 2013
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo profesor Nemesio Espinoza Herrera.
Saludo y comparto su actitud y postura frente a los exámenes tradicionales, para decirle modestamente que también oriento y espero lograr una nueva generación de estudiantes.
Tal vez algún día les llegue un poco de oxígeno al cerebro de nuestros funcionarios y "especialistas del MED" y se comience a planificar de diferente manera el marco educativo nacional.
Saludos y avances en su propuesta.